Antes de que naciera la Oli me dijo un doctor que jamás podría parir “con esas caderas tan estrechas”. Y casi como una meta personal me propuse derribar ese límite que otro había puesto sobre mi cuerpo y sobre mí misma.
Luego, cuando tuve a Domingo sin anestesia en un parto natural, después de haberme reseteado con la @marielamf.matrona en un taller de preparación para el parto, no faltaron los comentarios y las caras de que estaba loca. “Pero para qué sufrir tanto”. Esta vez, cuando comenté que iba a parir en la casa, tampoco se resistieron algunos a decirme que estaba loca, que qué estaba pensando, me hablaron de los riesgos y demases. Pero ¿por qué nadie cuenta los beneficios?
Es que hemos entregado la soberanía de nuestros cuerpos al sistema que nos adoctrina para creer que no podemos parir a nuestros hijos.
Te cuento que finalmente tuve a la Olivia de 3.885 kg en posición ginecológica en la clínica, con anestesia y desgarros que me molestaron por meses. Parí a Domingo de 3.960 kg en posición vertical, como yo me acomodé y sin anestesia, con una sutura menor, en la clínica.
Y a Silvestre de 4.520 kg en una piscina de partos, en la intimidad y el calor de mi casa, junto a mis dos matronas y mi marido, sin ninguna sutura
Queremos que te lleves un regalito, te puede servir a ti o a alguna amiga por ahí, lo hemos escrito con mucho cariño y dedicación.